Ejemplos de pigmentos
Si uno desea saber cómo reconocer un pigmento en la vida cotidiana, primero tiene que conocer las definiciones de esta palabra que deriva de un vocablo en latín. En líneas generales, se describe con este término a todos los componentes que sirven para dar color a algo. En el campo de la Biología, en tanto, se utiliza esta noción para identificar a la sustancia colorante que está presente, ya sea en versión de gránulos o disuelta, en el citoplasma de células pertenecientes a diversos animales y vegetales.
De buscar referencias concretas que permitan descubrir las aplicaciones y usos de este concepto, ganarán relevancia el pigmento respiratorio (tal como se conoce a una proteína conjugada que, en los fluidos del cuerpo, se encarga de transportar oxígeno), el pigmento fotosintético (como lo son las clorofilas y las bacterioclorofilas, por ejemplo), el pigmento fotoprotector (como el caso de la melanina) y los llamados pigmentos del Antiguo Egipto (conjunto integrado por materiales que, antes de la dominación romana, se usaban en Egipto para colorear pinturas).
Más allá de los mencionados líneas arriba, existen los pigmentos textiles que se aplican sobre telas. En este marco, es posible trabajar con pigmentos naturales o con pigmentos sintéticos: en ambos casos es posible optar por pigmentos orgánicos o inorgánicos. Hay, además, pigmentos especiales como los fosforescentes, los termocrómicos, los electroluminiscentes y los fotocrómicos, por enumerar los más empleados a nivel general.
Tampoco se puede dejar de hacer alusión a los pigmentos comestibles, basados en aditivos aptos para consumo humano que le dan color a diversas clases de preparaciones gastronómicas.