Ejemplos de realismo mágico
Promediaba el siglo XX cuando, en Hispanoamérica, surgió una corriente literaria cuya característica principal fue introducir elementos de procedencia fantástica en textos de tinte realista. A este movimiento se lo conoce desde entonces como realismo mágico.
En este marco, los autores comenzaron a presentar desde su narrativa diferentes objetos o situaciones irreales como si fueran comunes y cotidianas. Así empezaron a multiplicarse los relatos en los cuales el tiempo puede mezclarse y no ser lineal para permitir que el pasado, el presente o el futuro aparezcan en cualquier momento; donde los personajes actúan en los planos insconscientes, subconscientes y conscientes y donde existen circunstancias o elementos mágicos o sobrenaturales que no se explican o son interpretados por los protagonistas de cada historia como parte de una realidad habitual.
El novelista guatemalteco Miguel Ángel Asturias (quien publicó, entre otros títulos, “Hombres de maíz”), su afamado colega colombiano Gabriel García Márquez (creador de “Cien años de soledad”, “El otoño del patriarca” y “Crónica de una muerte anunciada”, por citar algunos de sus trabajos más reconocidos a escala internacional), el escritor mexicano Juan Rulfo (autor de “Pedro Páramo”), el ecuatoriano José de la Cuadra (“Los Sangurimas”), la chilena Isabel Allende (“La casa de los espíritus”), Salman Rushdie (responsable de novelas como “Hijos de la medianoche”) y la mexicana Elena Garro (“Los recuerdos del porvenir”) son apenas algunos de los intelectuales que, en distintos momentos y en países diferentes, contribuyeron con sus creaciones literarias a diversificar y a expandir el movimiento del realismo mágico.