Ejemplos de rentabilidad
Cuando algo es rentable (es decir, que genera beneficios económicos adicionales en relación al esfuerzo efectuado o la inversión hecha) se habla de un caso de rentabilidad. Este concepto, según se deduce de la práctica, se puede segmentar en diversas categorías de acuerdo al área u objetivo analizado. Así, entonces, se pueden reconocer a la rentabilidad financiera, a la rentabilidad económica y a la rentabilidad social.
Tal vez las definiciones teóricas, en este caso, no aporten datos de interés o resulten un poco complejas a la hora de querer entender, en concreto, qué significa la rentabilidad. Por ese motivo, la idea de este artículo es describir algunas situaciones comunes a la mayoría de los lectores para que, a través de ellas, ustedes puedan asimilar el sentido de esta noción.
Al pensar en la rentabilidad social, por proponer una opción, lo ideal es hacer foco en los proyectos de infraestructura pública. Por ejemplo: frente a la extensión de la red de subterráneos, se puede considerar que la obra es rentable a nivel económico si el dueño o promotor recibe más dinero que el que pierde por mantenerla y que es rentable a escala social si ese servicio beneficia a la comunidad con un ahorro (de tiempo, dinero y otras variables) que supera al monto gastado o invertido en esas instalaciones.
Otra alternativa que deja al descubierto el significado de la rentabilidad es el sector inmobiliario, ya que numerosos inversores están atentos a obras edilicias y propuestas para construir debido a la elevada rentabilidad que pueden tener ciertas edificaciones en función de la zona donde se ubiquen.