Ejemplos de resistencia anaeróbica
A lo largo de nuestra vida, los seres humanos experimentamos diversos niveles de resistencia física según nuestro grado de entrenamiento y las posibilidades de nuestro organismo. Como ya hemos informado en una oportunidad, no existe una única clase de resistencia de carácter físico, ya que no siempre los esfuerzos se llevan a cabo con el mismo grupo de músculos o demandan la misma cantidad de oxígeno.
Por esa razón, en esta oportunidad describiremos las particularidades de las resistencias anaeróbicas, las cuales se diferencian de las aeróbicas por la imposibilidad de generar un equilibrio entre el oxígeno que se recibe y el que se consume durante la actividad.
Según determinan los expertos en cuestiones de entrenamiento y preparación física, las resistencias anaeróbicas generan un déficit de oxígeno y, por lo tanto, los ejercicios (de intensidad elevada) no suelen superar los tres minutos de duración.
Asimismo, es posible diferenciar dos clases de resistencia anaeróbica: una denominada aláctica y otra definida como láctica. La primera engloba a aquellos movimientos o esfuerzos que se llevan a cabo por tiempos muy breves pero a máxima intensidad y con un consumo casi imperceptible de oxígeno. La segunda, en cambio, abarca a las acciones corporales que se prolongan por hasta dos minutos y sin necesidad de exigir una intensidad extrema.
Levantar pesas o realizar abdominales, por ejemplo, son actividades que se consideran anaeróbicas porque se llevan a cabo por tiempos breves y con el objetivo de ganar masa en los músculos y/o adquirir firmeza y sumar potencia.