Ejemplos de revendedores
Se califica como revendedor (o su correspondiente versión en femenino) a todo hombre o mujer que se dedica a revender. Esta palabra, indica el diccionario de la Real Academia Española (RAE), proviene del vocablo en latín revendĕre y se define como la actividad de comprar un determinado artículo (por unidad o en cantidad) con el propósito de ponerlo a la venta.
En la mayoría de las ocasiones, la reventa surge en el marco de un microemprendimiento o como forma de obtener dinero a partir de una modalidad de trabajo independiente.
Una mujer, por citar un caso posible, puede comprar ropa interior al por mayor en una fábrica y revender cada conjunto entre familiares, amigas, vecinas y conocidas al precio que a ella le resulte conveniente. De modo similar, alguien puede revender entre su círculo de allegados y una cartera de clientes armada en base a recomendaciones y contactos cosméticos, bijouterie, accesorios de belleza, indumentaria deportiva, calzado, libros, artículos escolares y hasta juguetes, por enumerar algunas alternativas comunes que tienen en cuenta los revendedores al iniciar un proyecto comercial autónomo.
Un hombre, por su parte, puede ser revendedor de productos de limpieza. La mercadería (escobas, trapos de piso, jabón en polvo, detergentes, esponjas, rociadores, desinfectantes líquidos, etc.) la puede adquirir en precio mayorista por un promedio de diez pesos la unidad y revenderla en comercios y casas de su barrio u otras localidades con un valor algo mayor a ese monto para lograr que su actividad sea rentable, aún cuando la ganancia que consiga sea mínima.