Ejemplos de ropa formal
Desde que nacemos, los seres humanos tenemos numerosas clases de prendas para cubrir nuestro cuerpo. La oferta en materia de indumentaria es amplia y se adapta a todas las preferencias y necesidades, pero no toda la ropa es apta para toda ocasión o puede ser lucida por cualquier persona.
Cuando un adulto tiene una reunión de trabajo, un encuentro de negocios o un evento con características formales (como una boda, un cocktail, una graduación, etc) no puede, por ejemplo, lucir jeans, musculosas ni buzos sino que debe darle seriedad y un estilo sobrio a su look.
Dentro de la categoría de la ropa formal aparecen propuestas como los trajes, el esmoquin, las camisas, las faldas y los vestidos elegantes, acompañados por zapatos y accesorios que complementen el vestuario. Por lo general, el negro y el blanco son los colores por excelencia para contextos formales, pero hay excepciones que demuestran que los tonos rojos, grises, verdes y azules, entre otros, también pueden ser aprovechados en dosis justas sin que ello le quite formalidad al atuendo elegido.
Más allá de los adultos, se pueden conseguir en las tiendas (o bien realizar a medida) prendas formales para los niños. Un saco, una camisa, una corbata, un cinturón y un pantalón en miniatura resultará perfecto para vestir a un bebé o niño de corta edad en su bautismo o para cualquier otra ocasión que exija elegancia y un estilo serio, mientras que las niñas quedarán perfectas con un vestido, un peinado y zapatitos acordes a la situación.