Ejemplos de sentido común
Imposible saber, al escribir estas líneas, qué edad tendrá cada lector que llegue hasta este artículo pero sí es posible suponer que, por la popularidad y alcance de la expresión que motiva el desarrollo de este texto, la gran mayoría escuchó o leyó, alguna vez, la idea de “sentido común”.
“¿Cómo vas a comer el helado con tenedor? ¡Usá el sentido común”, “A esta mujer le falta sentido común: ¿a quién se le ocurre abrigar tanto a su hijo en plena ola de calor?”, “Si usaras el sentido común te darías cuenta que, cuando uno se siente mal y tiene síntomas que le preocupan tiene que ir al médico, no automedicarse…” y “Sólo pido un poco de sentido común, solidaridad y energía para poder salir juntos de esta crisis” son algunas de las expresiones que en algún momento han surgido en torno a esta frase. Ahora bien, ¿en qué consiste el sentido común?
De acuerdo a la teoría, esta expresión engloba toda conducta, accionar o acto impulsado por la capacidad humana de reaccionar o actuar en base a comportamientos, principios o creencias comunes a los integrantes de la sociedad que resultan coherentes, obvios y correctos para cada situación. El sentido común, por ejemplo, nos lleva a saber sin que nadie nos lo tenga que recordar que no debemos apropiarnos de las cosas ajenas y que si la orientación de una calle es hacia la izquierda, los automovilistas no pueden trasladarse por ella de derecha a izquierda porque, de hacerlo, conducirían en contramano y estarían cometiendo, por lo tanto, una infracción.