Ejemplos de seudónimos
El recurso que le permite a un individuo (sea artista o persona anónima que, por alguna razón, desea esconder su verdadera identidad) reservar su nombre real y darse a conocer a nivel público con un alias se denomina seudónimo.
Desde tiempos inmemoriales, han sido muchos los escritores que firmaron sus textos con seudónimos, así como también ha habido actores, periodistas y cantantes que prefirieron apelar a un seudónimo en su camino hacia el estrellato.
“Sonetos de la muerte”, “Lecturas para mujeres” y “Todas íbamos a ser reinas”, por ejemplo, son obras firmadas por Gabriela Mistral, el seudónimo por el cual aún es recordada la poetisa y pedagoga chilena Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Similar es el caso de su colega Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, un escritor que decidió bautizarse a sí mismo con el seudónimo de Pablo Neruda, tal como se lo menciona desde hace décadas.
Asimismo, el escritor Jesús Bello López fue consagrado ganador del Premio Nacional de Poesía Mérida 2012 después de que el jurado considerara que el material que él presentó bajo el seudónimo de “Rodahedro” era el más sobresaliente de todos los evaluados.
Otro seudónimo que opacó a un nombre real es el de Pelé. Con este alias, el jugador brasileño Edson Arantes do Nascimento pudo obtener fama mundial y hoy es más señalado como Pelé que como lo bautizó su familia al momento de nacer.
Como resulta evidente, los seudónimos se utilizan con diversos fines en distintos ámbitos, ya sea de modo temporal (como el caso de los intelectuales que sólo apelan a ellos en el marco de un certamen) como definitivo (como el caso de aquellos que se vuelven más fáciles de reconocer por su nombre artístico que por su identidad real).