Ejemplos de solubilidad
No es necesario confundirnos con definiciones complejas ni tratar de comprender expresiones técnicas para entender en qué consiste la solubilidad. Basta con tener unos conocimientos básicos de esta temática y prestar atención a las reacciones de ciertas sustancias y compuestos bajo ciertas condiciones para apreciar su cualidad de solubles.
Con un dominio más avanzado de términos, se podrá trabajar con el producto de solubilidad o indicar la solubilidad molar de una disolución saturada así como también será posible hacer alusión al equilibrio de solubilidad y tener parámetros de solubilidad.
De estudiar las particularidades del aragonito, por ejemplo, aprenderemos que es soluble en ácido clorhídrico. Algo similar ocurre con la calcita, un mineral que reacciona de manera poderosa frente a él.
El carbonato de litio, por su parte, tiene una solubilidad en agua de 13 g/dm³. Otro dato interesante se obtiene a partir de un sencillo experimento que cualquiera puede realizar en el hogar: si llenamos un vaso con agua y le agregamos algo de sal para luego revolver, lograremos que la sal se disuelva. De seguir añadiendo sal, llegará un punto en el cual el líquido no podrá disolverla pero si incrementamos la temperatura del agua, entonces sí aumentará la solubilidad de la sal en ella.
Si examinamos las propiedades del agua y las posibilidades que ella ofrece en contacto con otros compuestos o elementos, además del efecto descripto en el párrafo anterior podremos establecer que, al mezclarse con ella, crece de manera considerable la solubilidad de gases y materiales orgánicos.