Ejemplos de sublimación
Si estudian Física, están atentos a prácticas vinculadas a la tecnología o de alguna manera han entrado en contacto con nociones propias del Psicoanálisis, entonces seguramente hayan oído alguna vez la idea de sublimación.
El austríaco Sigmund Freud, considerado a nivel mundial como el padre del Psicoanálisis, aludió en su momento a la sublimación de deseos reprimidos. Por otra parte, hay quienes ofrecen productos estampados con la técnica de la sublimación, un proceso basado en el uso de calor para lograr, con una impresora especial, la transferencia de tinta a la superficie a estampar. El resultado, ya sea sobre una remera, un almohadón o cualquier elemento similar, es de una calidad muy elevada.
Asimismo, aquellos que se especializan en procedimientos físicos entienden a la sublimación como el acto de llevar a un sólido al estado de vapor sin que intervenga en dicha operación la fase líquida, como suele suceder por ejemplo con el azufre y el yodo, entre otros materiales. El hielo seco, por su parte, posee una temperatura de sublimación de -78.5 ºC.
En un laboratorio, con los instrumentos adecuados, se pueden realizar con éxito experiencias de sublimación progresiva como las descriptas en el párrafo anterior pero, además, es posible trabajar de manera inversa, es decir, generar sublimaciones regresivas. Así, entonces, se pasa del vapor al estado sólido. Para ejemplificar el proceso: frente a un cristal caliente de yodo se coloca un objeto con baja temperatura para provocar un choque y lograr que el vapor se solidifique y se obtenga nuevamente un cristal de yodo.