Ejemplos de sustantivos primitivos
Los expertos en cuestiones lingüísticas y gramaticales señalan que un sustantivo puede clasificarse, de acuerdo a su complejidad morfológica o el origen del vocablo, como primitivo, derivado, aumentativo, diminutivo, despectivo, gentilicio, patronímico o como hipocorístico.
Para evitar confusiones y fijar conceptos con la mayor sencillez posible, en esta oportunidad sólo haremos foco en los primitivos, aquellos que funcionan como cabeza de serie a una familia de palabras. Por adoptar el rol de raíz de los términos que derivan de ellos, estos sustantivos sólo están formados por un lexema básico y presentan, en ocasiones, morfemas de género y número.
Moneda, por ejemplo, es un sustantivo que le da sentido a monedero, mientras que pan provoca el surgimiento de conceptos como panadería y panadero. Algo similar ocurre con calle (callejero, callejón), libro (librerías, librero), pluma (plumífero, plumero), flor (florero), niño (niñera, niñez), zapato (zapatería), estudio (estudiante) y arte (artista), así como también con sustantivos como carne (carnicero, carnicería), sombra (sombrero, sombrilla), deporte (deportista), basura (basural, basurero), perro (perrera), medicina (médico, medicamentos), dientes (dentista) y mar (marino, marítimo).
La lista de sustantivos primitivos, como se desprende de la observación del párrafo anterior, es amplia, pero como el lenguaje es rico y ofrece una gran variedad de herramientas para que la comunicación sea fluida, aún quedan ejemplos por citar.
Prueba de ello es que árbol (arbusto, arboleda), mesa (mesada), coche (cochera), humano (humanidad, humanista), fotografía (fotógrafo), canción (cantante, cancionero), sal (salitre, salero), campo (campesino, campiña), pelo (peluquero, pelado), arena (arenero, arenisca) y lengua (lenguaje) también reúnen las condiciones para integrar el grupo de los denominados sustantivos primitivos.