Ejemplos de tropismos
Cuando uno estudia Biología aprende, entre otras cuestiones, que el tropismo es un fenómeno por el cual un organismo (en la mayoría de los casos, una planta) cambia la dirección u orientación de su crecimiento por la influencia de un estímulo del medio.
La luz, por citar un ejemplo, es responsable del fototropismo. Si la planta crece en dirección al lugar de donde proviene la luz (como ocurre con los tallos), entonces se hace referencia a un fototropismo de carácter positivo: si la orientación se opone al origen de la fuente luminosa (como ocurre con las raíces), en cambio, se habla de un fototropismo negativo.
La dirección también puede modificarse por el tigmotropismo, que surge cuando un vegetal entra en contacto con una superficie sólida. Así se explica, por mencionar un caso puntual, la tendencia a enredarse de las plantas trepadoras.
De hacer foco en la influencia de la fuerza de gravedad, por otra parte, hallaremos referencias sobre el gravitropismo. Al ser estimuladas por la gravedad, las plantas establecen su modo de desarrollo: cuando la semilla germina, el tallo comienza a avanzar en dirección opuesta a la fuerza gravitatoria porque necesita luz, mientras que las raíces se expanden guiadas por la gravedad a fin de localizar sales minerales y agua, entre otras sustancias vitales para su crecimiento y subsistencia. Y si analizamos cómo la disponibilidad de agua influye en la orientación de una planta, entenderemos al hidrotropismo, un fenómeno vinculado directamente a la capacidad de adaptación de una especie para poder sobrevivir.