Ejemplos de trueque
Cuando se apela a la estrategia de intercambiar de manera directa un bien o un servicio sin que aparezca el dinero en dicha operación, se hace referencia al trueque.
Este sistema, según se advierte al analizar casos prácticos, se aprovecha en numerosas circunstancias y contextos. Un club de fútbol, por ejemplo, puede apelar al trueque con otra entidad para intercambiar jugadores del mismo nivel y valor en un acuerdo que beneficie a ambas partes pero sin que exista la obligación de realizar inversiones de dinero.
La idea de satisfacer necesidades o deseos sin apelar al bolsillo también es posible vía Web. Existe en Internet varias plataformas que alientan los contactos entre usuarios que quieran utilizar este sistema para beneficiarse mutuamente sin pagar un centavo. Una profesora de idiomas, por ejemplo, puede ofrecer una determinada cantidad de horas de enseñanza de inglés a cambio de un curso de similares características pero que le permita aprender a realizar manualidades en porcelana fría. Si algún interesado con esos conocimientos acepta la propuesta, entonces se hace un trueque de clases de inglés a cambio de curso de porcelana fría.
Ya sean productos o servicios, se trata de lograr una especie de equivalencia que favorezca a los involucrados. Sería casi imposible de aceptar, por proponer un caso puntual, un trueque que incluya a un automóvil usado a cambio de un juego de té. Sí pueden completarse con éxito trueques que incluyan pelotas de fútbol a cambio de una raqueta de tenis, un libro por un disco, un electrodoméstico por algún tipo de mueble, etc.