Ejemplos de viscosidad
Se dice que algo tiene viscosidad cuando presenta una consistencia pegajosa, viscosa, adherente… Muchas sustancias que conocemos (y otras que no nos resultan tan familiares al común de la gente pero tienen usos específicos en ciertos ámbitos) se caracterizan por su viscosidad. En los párrafos siguientes, para estimular el aprendizaje y refrescar ciertos saberes generales, detallaremos productos que tienen la particularidad de ser viscosos.
La miel, por indicar un caso puntual, es parte del grupo de sustancias en las cuales resalta la viscosidad, una cuestión que en este caso está condicionada por el factor temperatura. Al ser calentada, la miel pierde viscosidad.
Los detergentes que a diario utilizamos para lavar utensilios y distintos elementos de cocina también presentan viscosidad. Lo mismo ocurre con el aceite (ya sea el que aprovechamos para el campo de la gastronomía o el reservado para motores) y con el champú (independientemente de la marca, el color y los componentes que lo diferencien frente al resto) que empleamos para mantener nuestro cabello limpio y perfumado.
De buscar más referencias que ayuden a identificar fluidos que presenten viscosidad no tardará en aparecer como alternativa el petróleo, sustancia que posee aplicaciones industriales y energéticas. También lograremos advertir esta misma condición en los quesos y los chocolates fundidos.
Cabe mencionar además que los médicos suelen tener en cuenta la viscosidad de la sangre. Los expertos en cuestiones de salud, asimismo, son quienes nos suelen recomendar jarabes (otra de las preparaciones donde se hace evidente la viscosidad) para combatir la tos, por señalar otro ejemplo.