Ejemplos de vivíparos
Los expertos en Anatomía describen como vivíparos a los animales cuyas crías/embriones se desarrollan tras la fecundación dentro del vientre materno, donde ya transformados en fetos reciben nutrientes y oxígeno hasta que están en condiciones de nacer. Esta amplia categoría abarca, por ejemplo, en los mamíferos.
Cuando buscamos información de seres vivos que, por sus modos de reproducción, están contemplados en este conjunto, aparecen como referencias puntuales ejemplares pertenecientes a un gran número de especies.
Las percas o mojarras, por citar un caso concreto, son peces vivíparos: de acuerdo a los expertos, el macho introduce semen en la hembra, quien se encarga de llevar a los embriones en su interior hasta que están en condiciones de seguir su desarrollo fuera del cuerpo de su madre.
También son vivíparos los tiburones punta negra (llamados así por la tonalidad oscura de los bordes de sus aletas), animales que suelen encontrarse en aguas de escasa profundidad de los océanos Pacífico e Índico. Se trata de ejemplares que tienen un periodo de gestación prolongado respecto al del ser humano ya que, en sus casos, el proceso llega hasta los dieciséis meses.
Otro dato interesante para tener en cuenta: quienes se han dedicado a investigar a los vivíparos a lo largo de la Historia, señalan que el género Materpiscis es, al menos hasta el momento, el vivíparo más primitivo que se conoce. De acuerdo a los registros, un ejemplar en cuyo interior se halló un embrión (alimentado por una vía que podría definirse como un cordón umbilical) permitió llegar a esta conclusión.