Ejemplos de zona de confort
La teoría permite saber que la expresión ‘zona de confort’ engloba a todo comportamiento humano que lleva al sujeto a no correr riesgos, a apostar por lo que ya conoce y domina para mantenerse cómodo en su rutina, sin adoptar conductas o desarrollar acciones que lo dirijan hacia nuevos desafíos.
Al mantener una actitud pasiva frente a los cambios de la vida por miedo o desgano a todo lo nuevo, la persona no evoluciona, no despliega por completo su potencial, se vuelve dependiente de sitios y de individuos y, en definitiva, no progresa en ningún ámbito.
Mantenerse en la zona de confort, es decir, con lugares y actividades que tenemos bajo control y que no nos obligan a hacer o sentir algo nuevo es limitante porque nos aleja del desarrollo y de la posibilidad de aprender, dejándonos sin motivaciones ni estímulos.
Hacer siempre lo mismo y no animarse a recorrer horizontes nuevos, además de aburrido, es peligroso porque nos deja al margen de toda clase de avance. Por no salir de la zona de confort podemos, por ejemplo, quedarnos sin empleo debido a la falta de inquietudes y a la sed de superación personal, pasarnos la vida sin descubrir que existen disciplinas que nos agradan y para la cual tenemos talento (un cantante que no asume riesgos, por ejemplo, puede quedarse sin disfrutar ni explotar sus habilidades para la pintura) y privarnos de situaciones que pueden ayudarnos a enriquecernos y a ser mejores (conocer diversos lugares del mundo, entablar vínculos con gente nueva, etc).