Ejemplos de eficacia
La noción de eficacia (vocablo que halla su origen en el término latino efficacĭa) se destina a describir el poder de un ser humano para conseguir el resultado que se espera o anhela valiéndose de cualquier recurso que posibilite llegar al fin previsto.
Aunque suenen de forma similar, hay que decir que este concepto y el de eficiencia no son sinónimos. Juntos, de todos modos, dan contenido a la idea de efectividad, una palabra donde eficiencia y eficacia se funden para nombrar a la habilidad para obtener el efecto esperado a través de un aprovechamiento proporcionado de los recursos que se tienen a disposición.
Para aportar mayor claridad respecto a las diferencias entre eficacia y eficiencia, a continuación plantearemos tres ejemplos que nos permitan señalar cuándo una acción o decisión es eficaz y, bajo qué circunstancias, es eficiente:
1- Romper una fotografía con una herramienta cortante como lo puede ser un hacha será una opción efectiva (porque lograremos nuestro propósito), pero no será eficiente ya que emplearemos un recurso excesivo. Si la rompemos con nuestras manos o con una tijera, entonces sí seremos eficientes.
2- Iniciar una fogata con leña, asimismo, permitirá prender una vela (es decir, será eficaz), pero será poco eficiente ya que, con sólo valernos de un encendedor, podremos llegar al mismo fin sin necesidad de utilizar recursos desmesurados.
3- Atar nuestras zapatillas con un alambre será una actividad juzgada como eficaz, aunque será desmedida y, por lo tanto, no eficiente. Distinto sería usar cordones, el elemento adecuado para el calzado.