Ejemplos de fenómenos físicos
Un fenómeno (vocablo derivado del latín phaenomĕnon que, a su vez, procede de un término griego) es todo episodio fuera de lo común que llama la atención por sus características atípicas. Estas situaciones, cosas o cuestiones sobresalientes están sujetas a múltiples clasificaciones, entre las que aparecen las categorías de fenómenos físicos y fenómenos químicos.
Los primeros, según se desprende de la definición teórica formulada por expertos, agrupan a todos aquellos procedimientos que no implican una alteración en la composición del material o fluido sobre el cual se llevan a cabo. A raíz de esta particularidad, todo fenómeno físico ofrece la ventaja de poder ser revertido por su carácter transitorio y no supone la generación de un nuevo elemento o sustancia.
Por ejemplo, el acto de darle forma con nuestras propias manos a una hoja de papel constituye un fenómeno físico ya que en esa acción la materia prima no se modifica (es decir, el papel no deja de ser papel) y, si lo deseamos, podemos revertir el proceso para devolverle al pliego su forma original.
Con el origami, como se desprende de la descripción anterior, se pueden desarrollar otros fenómenos físicos, al igual que podemos lograrlo con un cartón al que doblamos para obtener como resultado una caja.
Si profundizamos al respecto, podemos también calificar de fenómeno físico a la elaboración de hielo, ya que para conseguirlo es necesario enfriar hasta llegar a una temperatura por debajo de los 0 grados centígrados un determinado volumen de agua. Aunque según el estado en que se encuentre el agua se pueden tener distintas sustancias, el líquido es siempre el mismo y se puede revertir. Si deseamos hielo, deberemos enfriar el agua; con el proceso contrario, el resultado será líquido, pero siempre estaremos frente a un único material: agua.