Ejemplos de centro de gravedad
La expresión “centro de gravedad” puede definirse a partir de términos y explicaciones algo complejas de comprender para el lector común, o ilustrarse por medio de ejemplos que contribuyan a entender de manera simple y sencilla de qué se trata esta idea. Hoy elegiremos, como el título de esta nota lo adelanta, abordar la noción apelando a referencias prácticas.
Si tenemos en cuenta que se conoce como centro de gravedad al punto en el cual se distribuye el peso o la carga de un cuerpo sobre el que influye la fuerza gravitatoria, entonces podemos aprovechar nuestros conocimientos generales (y combinarlos entre sí según corresponda en cada caso) para poder encontrar el centro de gravedad en distintos objetos.
En una aeronave, por ejemplo, se debe considerar la distribución de pesos que el fabricante realizó en el proceso de armado. La localización exacta puede variar: lo importante es que es un punto clave que garantiza la estabilidad y el equilibrio de la unidad. De colgar al avión de un cable justo por su centro de gravedad, la pieza quedaría suspendida en el aire de manera equilibrada.
En nuestro hogar, incluso, podemos hacer una prueba sencilla para entender cómo funciona y cómo incide en la estabilidad de un cuerpo el centro de gravedad. Para esta experiencia se necesita un poco de agua y una lata vacía (como las de gaseosa). Tras llenar con agua cerca de un tercio del recipiente, ubicamos la lata sobre una superficie plana (una mesa, por ejemplo) y la inclinamos un poco. Gracias a su centro de gravedad, el elemento quedará apoyado de modo oblicuo sin caerse.