Ejemplos de factores abióticos
Para tener un conocimiento pleno de los recursos y elementos que influyen sobre un ecosistema y lo enriquecen no alcanza con distinguir a los factores bióticos: también hay que tener presente a los factores abióticos.
Este último grupo mencionado se caracteriza por incluir variables que no poseen vida pero que, aún así, tienen influencia directa en el desarrollo o en las limitaciones de los seres vivos. Para que este concepto sea más sencillo de entender, a continuación describiremos diversas clases de factores abióticos.
La temperatura es uno de ellos. No todos los organismos están capacitados para soportar ciertos niveles térmicos, ya sean fríos o extremadamente cálidos. Numerosas especies se ven obligadas a diario a invertir mucha energía para mantener constante su temperatura corporal: de otro modo, no lograrían llevar a cabo los procesos esenciales para garantizar su supervivencia.
La luz es otro factor abiótico importante porque sin esta energía no podría haber vida en el planeta. Gracias a la energía solar se pueden regular los ritmos biológicos de múltiples especies y las plantas pueden concretar la fotosíntesis, por dar algunos ejemplos.
El agua, que encontramos en océanos, lagos, ríos o hasta en charcos tras una lluvia, también es parte de los factores abióticos que hacen posible la conservación y el desarrollo de los seres vivos. Sin ella no podemos hidratar a nuestro organismo, así como tampoco se podría mantener estable el clima terrestre. Para los mamíferos y las aves, es un termorregulador. La piel de los animales y las hojas de las plantas son superficies desde donde se puede evaporar el agua en días de mucho calor como método eficaz de cada organismo para refrescarse.