Ejemplos de frutos secos
Entre todas las variedades de frutos que podemos encontrar en la práctica vale la pena detenerse a analizar las características de los comestibles que integran el conjunto de los frutos secos.
Dentro de este grupo aparecen múltiples opciones a tener en cuenta a la hora de elaborar los típicos panes dulces de Navidad, los budines de pan, las ensaladas con vinagreta de frutos secos, el pollo con frutos secos, las mantecas a base de frutos secos y los tragos con frutos secos macerados, entre otras recetas que deleitan a niños, jóvenes y adultos alrededor del mundo.
El listado es amplio e incluye alternativas muy nutritivas por su aporte de grasas beneficiosas para el cuerpo humano, fibras, antioxidantes y proteínas vegetales. Por eso no hay que tenerle miedo al consumo de avellanas, almendras, castañas ni al de las variedades de nueces (nueces de Pecán, de Macadamia, etc), aunque siempre en su justa medida para evitar excesos que sí pueden desestabilizar al organismo y provocar aumentos de peso.
Cabe destacar por otra parte que a los frutos secos se los puede distinguir por el estado de su cáscara y su tratamiento desecado. Así, entonces, hay ocasiones donde se aprovechan los frutos secos de cáscara dura como los ya citados en el párrafo anterior (además de los pistachos, las semillas de girasol, los cacahuates y los anacardos, por sumar otras referencias) y otras donde adquieren protagonismo los frutos desecados como las pasas de uva, los higos secos, los orejones de albaricoque (o damasco), los dátiles y las ciruelas pasas.